La frutilla del postre: el PORTFOLIO

Como parte integral del proceso que hemos venido transitando, he diseñado un portfolio en el que se comparten experiencias e iluminaciones:

https://sites.google.com/site/elinamistic/

aquí copio las

Consideraciones finales

A lo largo del curso, como se ha visto, he tenido la oportunidad de reflexionar intensamente acerca de mis propias prácticas, incluso a partir de la simple pero conmovedora evidencia de que "examinar" y "evaluar" no significan lo mismo ni producen los mismos resultados.  La evaluación posee una amplitud conceptual que, necesariamente, arrastra consigo los modos en los que transmitimos de conocimiento. Implica la autoevaluación y en ella emergen las preguntas que hacen trastabillar esas pocas certidumbres que sostienen el intercambio áulico:   ¿Somos lo suficientemente claros cuando planteamos los objetivos de un programa?  ¿Nos aseguramos que cada una de las etapas sean claramente asimiladas y relacionadas?  ¿Los canales de comunicación con el alumnado prevén una devolución que les permita corregir los errores de apreciación?  ¿Nuestras propuestas académicas admiten modificaciones para permitir la interacción y los cambios sugeridos por la dinámica evaluativa?  Y, finalmente, ¿estamos comunicándonos con el mismo sujeto epistemológico para el que fueron pensadas las carreras, sus contenidos y sus metodologías de enseñanza?  Los sistemas informáticos nos exponen al despliegue de textos, imágenes, videos, somos más y más propensos a una lógica de yuxtaposición que secuencial. Procesamos al información de manera diferente, muchos supuestos han ido cayendo, mientras pensamos los grandes cambios, se impone transparentar nuestras prácticas, incorporar los nuevos formatos, beneficiarnos con el uso de los soportes virtuales. En lo personal, la rúbrica se ha revelado como una herramienta muy efectiva: es un lugar de coincidencia de miradas, un despliegue concreto en el que docente y estudiante hallan las coordenadas de lo que cada recorrido curricular considera que son las metas que deben ser alcanzadas. Como lo señala Andrade, son "herramientas poderosas tanto para la enseñanza como para la valoración. Las rúbricas pueden mejorar el desempeño del estudiante, así como monitorearlo, haciendo que las expectativas de los docentes sean claras y mostrando a los estudiantes cómo pueden alcanzarlas". Todo un desafío hacia el cual deberíamos dirigir nuestros esfuerzos. Por otra parte, el formulario puede ser de utilidad como plantilla de un examen o para conocer mejor el perfil de nuestros estudiantes, muchas veces opacado en una clase presencial multitudinaria. Finalmente, el portfolio se podría transformar en un sitio en el que un programa despliega los objetivos y materiales de cada unidad o una comisión de prácticos comparte lecturas, debates y resultados. Habrá que ver. Gracias por leerme y espero sus comentarios y sugerencias. Elina